jueves, 1 de marzo de 2012

De primera línea

Esta columna ha sido escrita en plural ―salvo alguna excepción en la que no queremos esquivar el compromiso de la primera persona― porque incorpora una experiencia casi siempre colectiva. Como hemos dicho en varias ocasiones, el vino sólo se vive, sólo alcanza su plenitud en congreso. Y es gracias a esto que nos ofrece su regalo más entrañable: la convivencia con personas que comparten nuestra pasión. Algunas veces, estas coincidencias ―junto con alguna otra, al menos― van cocinando una amistad al hogar de las copas.
            En esta ocasión queremos dar la palabra a uno de estos seres que con su generosidad y sensibilidad han enriquecido estas crónicas: el Lic. Juan Carlos Barrón Cerda, novio de la Argentina, devoto de Napa y de Saint Julien, coleccionista de aromas, anticuario de sabores y diligente catador de emociones… una suerte de wine advocate singular. De la sabiduría se desprende la modestia, por ello sabemos que nuestro querido personaje no aceptará el guiño de nuestra bien intencionada presentación sin un asomo de rubor en su rostro.
            Sin más preámbulos, les comparto a continuación un extracto de la opinión que el Lic. Barrón nos expresó sobre una gran cosecha argentina y uno de sus iconos:
            “Ayer decidí no atender la recomendación de Parker en cuanto a la ventana de consumo (2015-2035) que apuntó para una botella de Cheval Des Andes 2006. La amonestación de nuestro crítico favorito advertía que habría que esperar 4 o 5 años más para entonces beberlo en su incipiente madurez, cosa que exigía un estoicismo reservado para los beatos. Reflexioné sobre el comportamiento que ha tenido la cosecha mencionada en el hemisferio sur, particularmente con su uva emblemática (malbec) y recordé, desde luego, los Viña Cobos, que si bien se encontraban en su infancia cuando los descorchamos, nos otorgaron una gran satisfacción y una imagen ya clara de su evolución.
            Pues bien, abrí la botella y qué bueno que la abrí: siendo una mezcla bordelesa (malbec y cabernet), la tanicidad de la cosecha es muy equilibrada en esta mocedad y se avizora un gran refinamiento; creo que la cosecha 2006 hospeda tanta o mayor calidad que las históricas 2002 y 2003, no sólo en malbec sino también en cabernet sauvignon. Esto debería ser ya decreto oficial.
            Hemos degustado 2002, 2003 y 2005 de Cheval Des Andes y este 2006 los supera ampliamente: por primera vez he notado, en la calidad de la cepa y de su vinificación, el estilo característico de un gran Burdeos, especialmente de los que nacen en el right bank (margen derecha), como los Saint Emilion. Es muy difícil encontrar esta calidad en este rango de precio. Estas consideraciones me llevan a bautizar esta cosecha del Cheval como el primer first growth (premier cru, primera línea) argentino.”

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