jueves, 14 de marzo de 2013

México: un trofeo y una joya


Esta semana recibimos la excelente noticia de que un vino mexicano, Casa Madero Chenin Blanc 2012, ganó en París el Trofeo Internacional Vinalies 2013. Vinalies Internationales es un concurso de vinos y licores organizado desde hace 17 años por la Union des Œnologues de France, certificado en 2008 con el ISO 9001, donde se reciben unas tres mil quinientas postulaciones de todo el planeta.
            Vinícola San Lorenzo (mejor conocida como Casa Madero o “La vinícola más antigua de América”, de quienes hablamos ampliamente en enero del año pasado), obtuvo medalla de plata en la categoría de blancos secos para su Chardonnay 2012 y el gran premio para la etiqueta apuntada, entre más de 400 competidores directos. Por delante de países que llevan el listón de favoritos en esta clase como Alemania, Francia y Estados Unidos; de grandes productores como Chile, Italia, España, Argentina o Australia y de muchos emergentes (como se considera a nuestra nación en el mundo del vino), se colocó este flamante icono de la viticultura coahuilense.
            Si bien un buen porcentaje de las bodegas que inscriben sus creaciones a este certamen están aún en busca del reconocimiento internacional, encontramos también marcas consagradas como Arzuaga, Pago de los Capellanes, Cáceres, Juvé y Camps, Segura Viudas, Codorniù, Viù Manent, Luis Felipe Edwards, Rancho Zabaco, Georges Duboeuf o Duval-Leroy, por nombrar algunas que participaron en la edición más reciente.
            Parece que el año comienza bien para la industria nacional: se anuncia que críticos influyentes extenderán sus tentáculos para estimar la fruta vernácula, siguen consiguiéndose premios internacionales (cosas que impactan positivamente en las exportaciones) y el mercado doméstico ha mantenido su crecimiento. En lo general, el vino y, en lo particular, el mexicano, no dejan de estar de moda: continúan conquistando espacios y sumando devotos.
            Por nuestro lado, hace unas semanas tuvimos la suerte de compartir un prodigio de exotismo y armonía: Emevé Malbec 2009; sin duda, el mejor tinto que ha parido nuestra tierra entre los que nos hemos pasado por nariz y garganta. Baste decirle que el É se enfrentó en la memoria a una buena cantidad de homólogos (por variedad de uva y, sobre todo, precio) andinos y en la misma mesa a un contendiente que ha triunfado en todas las publicaciones especializadas, en todos los mercados: Catena Malbec 2009. En ambas reyertas quedó poca traza de la fruta argentina, tan lejana en emoción y originalidad de la expresión ensenadense como el Valle de Guadalupe está de Mendoza. Hay que desembolsar casi $500, pero vale la pena…
            Cosa que nos regresa a una de las cualidades señeras del Chenin Blanc de Casa Madero: hasta ahora, bien comprado, no supera los $140 (esperemos que se mantenga el rango de precio). Naturalmente corrimos a buscar la añada laureada en nuestras potosinas tiendas y no encontramos más que 2010 y 2011. Quedan pendientes las apreciaciones personales y queda, como siempre, caro lector, la invitación a que haga el ejercicio propio.

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